lunes, 30 de abril de 2012

Volví!

En estos meses que me he ausentado del blog, he recordado muchas cosas, he reconocido muchas de mis creencias, las he confrontado, voy recreando mi manera de percibirme y por tanto mi traducción del mundo va cambiando. Es una sensación casi siempre deliciosa, esta metamorfosis que voy gestando, acompañada de amigas del alma, hermanas que alumbran el camino y lo hacen más rico y divertido.

Hay tanto que quiero poner en claro por escrito aquí y en mis cuadernos, pero de alguna manera en el encuentro con la palabra escrita hay cosas que no logro nombrar, que vueltas al papel se pierden en un esfuerzo intelectual por expresar algo que va más allá de la mente, que involucra las emociones, el cuerpo, el alma y que yo misma aún estoy traduciendo.

Es emocionante y a veces da miedo, pero voy habituándome a este continuo movimiento, el de la vida entera   y en mi vida, como parte de un todo, una sintonía que va haciéndose más consciente de entre mis propios ciclos y estaciones y las de la tierra que me acoge.

Quizá uno de los "aprendizajes" más valiosos y que más tiempo me ha tomado recordar, es el de soltar la perfección, el de soltar la culpa y la sensación de no ser suficiente, para honrar el momento, lo que se expresa en mí aquí y ahora, que no es todo lo que soy, pero es parte de mí. Aprender a aceptar (uuuuuuy!) mi humanidad sin identificarme al punto de definirme a partir de las ideas y creencias que sostengo, aprender a ver la llave de posibilidades que guarda cada uno de los que a veces juzgo como problemas, recordar percibir la gracia y la belleza, las bendiciones en cada momento.

Gracias a mis amigas que acompañan mi camino y lo nutren divinamente con sus palabras, con su alegría, con su amor y amistad.
Gracias a la vida y a mí misma por adentrarme en los senderos que voy eligiendo.